miércoles, 16 de septiembre de 2009

Capitulo 3 parte 3

Una pequeña vocecita en mi mente, aquella que me hacía desconfiar siempre me brindaba la idea de que quizá solo se hubieran acercado a mi por ser la novedad. Intenté ahogar esa idea enseguida tras su aparición y me costó menos de lo que solía. A lo mejor era porque cuando miraba a los ojos de Jason solo veía amabilidad y cuando miraba a los de Max descubría una camadería que yo por mi misma no habría podido conseguir ni en tres años. Eran MIS amigos. Pero verdaderos no solo como Claire y Michelle que servían para hacerme compañía sino también podía contar con ellos para otras cosas y eso me reconfortaba.
Pasaron tres días geniales pero sin nada especial que mencionar excepto que no dejó de llover no un segundo y por ello las actividades de exterior se suspendieron. La mayoría de la gente estaba aburrida cuando hacíamos talleres en el interior o nos dejaban más tiempo libre del habitual (eso me había dicho Jason pues yo no tenia con que comparar. Desde mi primer desayuno en el campamento el tiempo había ido en nuestra contra y no conocía la rutina normal) pero a mi no me digustaba pues podia pasar más tiempo con mis amigos. Jason y Max estaban todo el tiempo conmigo y cuando esto ocurria, la gente rara vez se nos unía en nuestras risas. Era increíble como nuestro vínculo había crecido tanto que intimidaba a los demás. Me intrigaba el por qué me habían elegido a mi para formar el grupo ya que eran muy sociables en las raras ocasiones en las que estábamos separados se relacionaban con todos. Las horas pasaban fugazmente desde que había comprendido que era la verdadera amistad.
La mañana del quinto día desde mi llegada al campamento amaneció con una tonalidad distinta de la que ya me había acostumbrado. Me desperecé y miré hacía la cama de Rebecca. Casi nunca estaba cuando yo me despertaba. A decir verdad casi nunca coincidíamos en la habitación y no habíamos hablado más que unas tres veces desde que llegué. Miré hacia el exterior esperando encontrar la fina capa de nubes grises de cada mañana pero en vez de eso descubrí un sol resplandeciente sobre un cielo azul perfecto sin una nube. Me quedé embelesada mirándolo como si nunca hubiera visto el sol ¡yo, que vivía en Baltimore!. Hoy podría nadar por fin en el lago, una idea que tenia en mente desde que vi aquel lago en el viaje. Me preparé corriendo, poniéndome el bañador debajo de la ropa para no tener que venir a cambiarme, confiando en que se mantuviera el sol al menos hasta mi segunda clase pues la primera era arte y después tenía lago. Salí corriendo hacia el comedor para compartir mi alegría con Jason y Max. La gente que se cruzaba llevaba la misma expresión de felicidad en la cara que la que me había devuelto mi reflejo en el espejo después de haber visto el sol.
-¿Adonde vas tan deprisa?- me dijo una voz detrás de mi que interrumpió mi carrera. Me di la vuelta. Era el español que me ayudó el primer día. Me sorprendió mucho verle ya que la primera y última vez que le había visto era la noche en que me ayudó. Eso era bastante raro pues en teoría los dos estábamos en al mismo grupo.
-¡Hola!-le saludé. Me sorprendió lo fluido que me salió como si le conociera de toda la vida-Hoy hace sol ¿eh?-le dije para comentar algo y a la vez responder a su pregunta.
-Si eso parece- respondió mirando pensativo al cielo-¿Te veo en el lago?- Eh…sí claro-respondí al darme cuenta que él también iría. Cuando se fue, seguí mi camino hacia el comedor pero a un paso normal. Me había dado cuenta de que no le había visto en ninguna de las clases de mi grupo pero tampoco le había visto cuando nos juntábamos todos los aventureros. Tal vez… no era un alumno de aventureros…a lo mejor ayudaba a los profesores… pero entonces ¿Por qué me había dicho que me veía en el lago?.Dejé mis cavilaciones en cuanto entré en el comedor pues el aura que reinaba era de tanta alegría que me desconcertó.

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