martes, 15 de septiembre de 2009

Capitulo 1 parte 3

Pronto dejamos atrás Baltimore, aunque su periferia duró un poco más de lo esperado. El paisaje cambió para dar lugar a grandes campos de cultivo organizados en cinturones agrarios. Parecía en un verdadero mar dorado lo que me hizo recordar el mar , el verdadero mar. Supuestamente el campamento al que iba no estaba cerca del mar pero sin embargo estaba a la orilla de un gran lago en el que posiblemente nos dejaría nadar. No me gustaban nada los fondos arcillosos de los lagos o ríos, de esos que pisar te hundes, pero supuse que al cabo de un mes me acabaría acostumbrando. Saqué un libro de mi bolso. Me estaba releyendo Memorias de Idhun, un libro que había adquirido por Internet al enterarme de que tenía mucha fama en España. Excepto algunos libros actuales prefiero la buena literatura clásica y el romance paranormal. Abrí el libro por dónde iba y me sumergí en la lectura. Estuve leyendo una o 2 horas y habría seguido más de no ser porque mi tripa se quejó de hambre. Cerré el libro y me comí un bocadillo que me había traído. Pensé en que era lo peor que podía pasar. lo peor es que todos me marginaran pero existía una mínima posibilidad de que pudiera hacer amigos sin que el resto de mi vida influyera. ya llevaba por lo menos 4 horas de viaje. Después de comer me entró sueño y casi sin darme cuenta me quedé dormida. Soñé con un mar verde. Yo viajaba a la deriva sobre mi maleta y de repente el mar verde pasaba a ser rojo. Cuando me desperté ya había oscurecido así que supuse que me había quedado dormido unas 3 horas o más. Recordaba vagamente el sueño pero después de que el mar cambiara de color no me acordaba de más me levanté para estirarme y de paso a preguntarle al conductor que cuántas horas quedaban. En el camino me di cuenta que de los diez pasajeros que éramos quedábamos tan sólo dos, una anciana y yo. No quedaba mucho apenas 2 horas. Cuando volví a mi sitio observé que el paisaje había cambiado radicalmente en vez de campos de cultivo ahora había un extenso bosque que extendía a ambos lados de la carretera y que hacía que la oscuridad fuera un mayor .De pronto un pueblecito salió de la nada. el autobús paró a la entrada del pueblo y la señora que seguía en el autobús se bajó allí . Parecía un pueblecito agradable apenas con veinte casas. Pensé que me gustaría visitarlo. Proseguimos nuestro viaje entre una especie de cañon verde formado por los árboles. El conductor tuvo la consideración de ponerme una película, cantando bajo la lluvia, y la vi hasta que se terminó.
-¡eh tú! quedan sólo 10 minutos-me avisó al conductor. De pronto toda la tensión que había intentado retener me hizo 1 nudo en el estómago. Las manos me empezaron a sudar y me empezaron a temblar las rodillas. Dentro de tan sólo 10 minutos tendría que enfrentarme a una horda de desconocidos y utilizar mis patéticos intentos de hacer amigos. El autobús giro es una curva inexistente internándose aún más en el bosque. Eran aproximadamente las ocho y media de la tarde y el bosque parecía muy amenazador. De improviso, en los que se abrió para dejar paso a una explanada verde lleno de pequeñas cabañas y un par de edificios grandes.

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